
En esta ocasión la artista enfrenta 12 relojes despertadores en círculo alrededor de ella. Prende cada una de las alarmas de los relojes y hace andar un metrónomo, generando un sonido cacofónico. Con ese sonido y el ritmo del metrónomo, cada un segundo, la artista destruye cada uno de los 12 relojes con un mazo. Termina con todos los relojes arruinados y en silencio.